Su aplicación se ha convertido en uno de los procedimientos cosméticos más solicitados en el mundo, ya que mejora la apariencia y evita el envejecimiento de la piel.
Es un derivado biológico de la toxina que produce el botulismo. Existen dos tipos, A y B, con una diferencia muy pequeña en su composición molecular, lo cual permite manejar diferentes respuestas inmunológicas.
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